TÚ ERES LA RESPUESTA
—Las
ventanas son como las puertas, -dijo Sofía- valen para salir o para entrar. El
problema radica en saber si cuando sales, entras, o cuando entras, sales. Yo
creo que es simultáneo: a la vez que entras, estás saliendo de otro lugar, y
viceversa. Lo verdaderamente importante es conocer si lo que buscas está dentro
o fuera, y si dentro es dentro y fuera es fuera.
—Cómo
sublimas lo aparentemente banal, -puntualizó Elías- me recuerda aquella escena
tan conocida de los payasos Pompoff y Thedy:
—”Thedy,
¿qué haces?
—Buscando
una peseta.
—¿Dónde
se te ha perdido?
—Ahí
dentro.
—¿Y
por qué la buscas aquí?
—Porque
ahí dentro no se ve.
—Muy
bien, Elías; parece un simple chiste, pero tú has sabido ver la profundidad que
encierra. La mayoría de los humanos –prosiguió Sofía– se hacen preguntas sobre
el interior de su mente y buscan las respuestas afuera. Miran demasiado al
exterior y se pierden en la maraña de mensajes de otros hombres. Mírate en el
espejo despacio, sin prisa, fijamente, y abre bien los ojos hasta que las
lágrimas los inunden. Entonces ciérralos y expande la mirada por dentro. Habrás
salido a tu interior. No busques afuera; tú eres la respuesta.
Uno
de esos momentos en los que Sofía y Elías se juntaban a filosofar, éste sorprendió
a su amiga cuando observaba el cielo; y le dijo: ¿Qué haces buscando la verdad
mirando a las estrellas si tú eres la réplica más fiel del universo? Ella volvió la cabeza, las miradas se
encontraron y dos sonrisas sonaron en sus vibrantes corazones.
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